Por Eduardo Gálvez Astorga
Washington DC. Un hombre de 38 años entra en la famosa pizzería, Comet Ping Pong Pizza, con un fusil de asalto, buscando rescatar a niños que habían sido secuestrados para ser utilizados en una red de pedofilia. La supuesta red, era liderada por una de las candidatas a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton. Este es un buen ejemplo de una noticia falsa que se viralizó y que pudo haber terminado en una tragedia de dimensiones.
En Chile, El 9 de junio pasado, el diario La Tercera, publica una nota que se titula “Anatomía de una noticia falsa: Cómo intentaron atribuir a La Tercera un artículo que jamás existió”, en la que hacen un análisis de como se fraguó esta noticia falsa que afectó al medio, usando la portada, y en la que se lee “Ciudadano haitiano con VIH positivo abusa sexualmente de menor de edad”.
El diario El Mercurio, del domingo 18 de marzo del 2018, también realizó un reportaje en el que desmentían noticias falsas con el titular “Noticias falsas sobre migrantes fueron compartidas más de un millón de veces en redes sociales”. Fue así como se logra establecer que una serie de noticias falsas cumplieron un rol determinante en la sociedad. Todas ellas dirigidas contra la migración, principalmente haitiana.
La influencia de las Redes Sociales es efectiva, la constante de las falsas noticias que se hacen virales, es una realidad. Toman un hecho cotidiano, como la migración, y lo ligan con el mal funcionamiento de los servicios públicos, cosa que afecta a gran parte de la población, y si además le sumamos agresiones sexuales a niños, el viral se convierte en rabioso y efectivo. Apelando a la emocionalidad.
Para cierto público, este tipo de virales, no tienen mucho sentido, no obstante, existe una gran mayoría que los comparte en su afán de masificar hechos que ellos sienten verdaderos, porque sienten una amenaza, se sienten conmovidos y su forma de reaccionar y/o protestar, es haciendo clics.
La participación de las personas en Redes Sociales, crece día a día, y cómo las usamos también debería ser parte de la discusión. Es responsabilidad de cada uno el uso y los datos que le entregamos a la red, pero ¿qué hace que repliquemos informaciones sin un mínimo esfuerzo de verificarla? Hay países que tienen verdaderas brigadas para detectar noticias falsas, lo que claramente no ha sido suficiente, como tampoco lo han sido las nuevas políticas de privacidad de algunas redes sociales, otros señalan que en la educación hay una respuesta. Sin embargo, ya establecida la discusión, la pregunta es: ¿que estamos haciendo en Chile para abordar esta problemática?