Por Francisca Fuenzalida
En un mundo saturado de información, donde las personas pasan más tiempo viendo su celular que relacionándose entre ellos, las marcas deben encontrar maneras cada vez más “humanas” para llegar a su audiencia potencial y más aún, para lograr capturar su atención antes de que marquen el botón de “omitir anuncio”.
Las historias nos han acompañado desde que el hombre está en la faz de la tierra, en forma de pinturas rupestres, o escritas en jeroglíficos sobre papiros o narradas de boca en boca y pasadas de generación en generación.
El escritor Joseph Cambell en su famoso libro “El Héroe con Mil Caras”, nos habla que los mitos se construyen alrededor de comportamientos humanos similares que son repetidos una y otra vez, generando rituales, que a su vez se perpetúan en lo que conocemos como los mitos, dándonos sentido de pertenencia a una cultura. Cambell se dio cuenta de que cada vez que el hombre cuenta una historia, se repite un patrón de etapas. En estas etapas, el héroe, que es el protagonista de la historia, debe cumplir con una misión que le es encargada o que se ha autoimpuesto como deseo personal. En el camino, encontrará aliados y adversarios, un mentor que lo ayudará con sabios consejos, y un villano que deberá derrotar, mientras sortea peligros y amenazas de todo tipo.
Cada vez que nosotros empezamos una aventura en nuestra vida: un nuevo trabajo, una nueva pareja, la llegada de un hijo, un cambio de ciudad, entre muchos otros eventos, empezamos nuestro propio viaje del héroe, un viaje que estará lleno de emociones y altos y bajos hasta que logremos alcanzar nuevamente el equilibrio que teníamos antes de partir o de “ser llamados a la aventura”.
Esta manera de vincularnos a través de las historias, hace que nos identifíquenos de inmediato con el protagonista, que vivamos y sintamos su historia como propia, y que empaticemos con lo que le ocurre. Hoy, las marcas deben seguir el Viaje del Héroe de Cambell, deben usar la empatía como herramienta para profundizar en el conocimiento del consumidor, entender cual es su “dolor”, es decir qué es lo que le falta, qué añora o qué le molesta y entregarle una solución a su problema.
Para Antonieta Arellano Directora General Creativa de Global Interactive, la principal idea de contar historias “es motivar y crear confianza”. En Inmobiliaria Almagro, descubrieron que el principal dolor de la gente que vivía en departamentos, era que echaban de menos el espacio de vivir en una casa con jardín.
A raíz de ese insight nació Deptocasa, para combinar las mejores cualidades de un departamento y una casa en un sólo lugar. “Se creó un minisitio que contemplaba un relato con imágenes cercanas al usuario para que pudiera ‘previvir’ en el departamento y pudiese sentir cómo sería vivir ahí”.
La publicidad, por ende, se generó desde la emoción del consumidor y no desde la necesidad del vendedor.
Cuando tienes una gran historia que contar… no necesitas marketing.