Por Andrea Kework Puchi
En un asado familiar mi madre se me acerca preocupada y me pregunta “¿Por qué tu hermano pasa tanto tiempo revisando el celular? ¿Qué es lo que tanto revisa constantemente y saca fotos?” Le respondo “Debe estar viendo y subiendo cosas a redes sociales”, me parece que esa respuesta no dejó contenta a mi madre y dice “Estos millennials…” y se va.
Pero la interrogante queda, ¿Por qué pasan tanto tiempo en redes sociales los Millennials? ¿Tiene algún objetivo pasar incluso horas frente a aplicaciones como Instagram y sus interminables Stories?
Como Millennials (porque según una definición de edad me incluye) queremos compartir contenido personal constantemente, que muestre lo mejor de nuestras vidas, como ese entretenido fin de semana en la playa o la deliciosa hamburguesa que cenaste con tus amigos; pero ¿No será que hacemos este tipo de publicaciones sólo para buscar aceptación entre nuestro pares y sentirnos mejor con nosotros mismos? pero sucede que las experiencias diarias no son todas hermosas o “instagrameables”, y es aquí cuando muchos de los Millennials se sienten bajo presión a generar contenido que esté a la altura de su amigos, que logre tener más seguidores, más “me gusta” y más “like” ¿No será mucho?
Porque, sí es mucho que pasemos el triple del tiempo en plataformas que no nos hacen felices usándolas como las redes sociales, en comparación a las apps relacionadas con deportes y salud, según como indica el profesor de Marketing y psicología de New York University, Adam Alter en su charla TED (2017). Esto sucede porque no existe, en dichas plataformas, una señal de parada que nos indique como usuarios que el contenido se ha terminado y que debemos cerrar la app. Sin estas señales, seguiremos enganchados en la red social y viendo lo maravillosa que puede ser la vida de otros, mientras tú sigues con tu rutina pensando en cómo hacer más interesante tu perfil digital. Tan así han llegado algunos Millennials como Lissette Calveiro que se endeudó para aparentar una vida que realmente era mentira.
Entonces, ¿Será bueno seguir utilizando las redes sociales? Pues, me parece que sí. Sabemos ampliamente sus beneficios, porque día a día los aprovechamos ya sea para comunicarnos con nuestro entorno o para informarnos. Lo ideal es que el uso sea medido, que aprendamos nosotros como usuarios a poner estas señales de parada, para poder disfrutar la vida no sólo a través de una pantalla, sino de manera real.
Mamá, tranquila que pronto mi hermano empezará a vivir más la vida.