Por Carla Suardo
Recibí por interno la canción “All around the world” de Lisa Stansfield para que la escuchara, así que partí a YouTube a buscar el vídeo. Ahí me quedé pegada con la letra para caer en cuenta que se trataba de una dedicatoria camuflada.
Mientras imaginaba a esa persona especial que me mandó la canción, entonando la letra en versión Barry White, YouTube quiso darle un valor agregado a mi experiencia religiosa: la invitación al streaming de la #RoyalWedding del Príncipe Harry con Meghan Markle.
Viniendo de una monarquía británica conservadora, YouTube se ha transformado en la plataforma favorita para transmitir un enlace real, dado a su alcance y cobertura. La primera vez fue en 2011, con la boda de William y Kate, y esta vez, la estrategia de contenidos multi-channel que desplegó la Familia Real estuvo a la altura de un evento Millennial: sitio web oficial, Facebook, Twitter, Instagram, YouTube y TV, para ser más accesible a cualquier persona que quisiera participar del evento.
Estados Unidos, por su parte, innovó con la emisión de la boda en sus casi 200 salas de cine, a través de la distribuidora de contenido de entretenimiento, Fathom Events; además de las principales cadenas de TV norteamericanas. Las cifras finales del impacto mediático aún no se conocen, pero sí las económicas.
Para un evento de esta naturaleza, el soporte digital multicanal es más efectivo para impactar al prosumidor, porque toma relevancia la historia que se cuenta y cómo se cuenta. Aunque durante el evento el storytelling pudo haberse aprovechado mejor, a posteriori el material de streaming fue eliminado y reemplazado por breves vídeos y contenidos que se replicaron en Instagram y Twitter.
La clave de una estrategia multicanal está en definir en cuál será el medio troncal y cuáles serán las vías accesorias para el relato; porque todas las historias tienen matices y no es atractivo consumir lo mismo en diferentes plataformas, sobre todo viniendo de una boda que rompió las tradiciones y transformó esta ceremonia en un evento multicultural digno de ilustrar. ¿Estratégico? La oferta de valor de la realeza fue minimizada por esta Millennial, porque, además, borraron el material de estudio.
Aun así, la idea de presenciar el casorio real por distintas vías es flipante, porque hay algo especial al ver una historia en desarrollo: permite “estar ahí”, compartir, comentar, reaccionar y crear memes, cómo no. Pero donde no pudimos estar fue en el primer baile. Luego de especular sobre qué canción sonaría, la pareja escogió “I wanna dance with somebody”, de Whitney Houston, que de seguro tiene tantos códigos simbólicos para ellos como los que me mandaron a cantar con Lisa.