Por Enrico González Adasme
Hoy nadie pone en duda que YouTube es uno de los sitios web más populares a nivel mundial.
Creado el 2005, después de 18 años es el líder indiscutido en la reproducción de videos. Según datos de www.brandwatch.com, al año 2016, la compañía registra números sencillamente impresionantes: es el segundo buscador del mundo y el tercer sitio más visitado después de Google (su dueño) y Facebook. Se ven 3.25 mil millones de horas de video al mes. Más de la mitad de sus reproducciones provienen de dispositivos móviles con un promedio de 1.000.000.000 de visualizaciones al día.
No quiero entrar en un análisis de cómo se construyó esta plataforma, ni cómo se ha convertido en lo que es. Me imagino que muchos de ustedes ya lo saben.
Me quiero detener en uno de sus productos estrella, YouTube Kids. Si usted no lo conoce, sepa que esta aplicación móvil se creó el año 2015.
La gigante de los videos se las ingenió para hacer que los niños, se unan a su plataforma. Pero aún más, la creó para que los peques puedan manejarla sin ayuda de los padres.
No nos asustemos, no es tan simple, ni desmesurado. Ellos, los señores YouTube, no pecan de ignorantes y saben qué necesitamos los padres y nuestros hijos. Por eso, generó una serie de características para que “confiemos” y lo entreguemos sin reparos para que nuestros hijos, ahora sin importar la edad, puedan navegar en YouTube.
Con una interfaz mucho más simple, con sólo 5 íconos para manejar todo el contenido; tiene un contador de tiempo para controlar cuántos minutos (u horas) quiero que mis hijos estén frente a la pantalla; se eliminó el campo de comentarios, tiene control parental y lo más importante, es que cuenta con canales cuyo contenido es apropiado para niños hasta los 10 años.
Así comienza mi experiencia en esta nueva plataforma. Lo primero que hago, es activar el control parental, edad de los hijos, tipo de contenido y password. Después de eso, vualá… un nuevo usuario de YouTube.
Pero, esta plataforma, casualmente, no sigue 100% los affordances que tiene su alma mater, YouTube, sobre todo en la generación de contenido por parte del usuario, aquí eso no existe, así de simple. Uno ve lo que hay. Los contenidos los taggea la compañía de acuerdo a criterios de edad. En cuanto a evaluación feedback, no es activa porque no hay likes, pero sí pasivas porque hay tráfico. Y, finalmente, la cultura del perfil no existe propiamente tal. Es más bien, un filtro de contenidos donde los datos son referenciales.
Cómo definieron el nacimiento de este canal de videos “especializado” es un misterio. ¿Cómo me imagino yo que los ingenieros/ingeniosos de YouTube crearon la versión Kids? Simple. Fueron a una plaza y le preguntaron a varios papás y mamás ¿les gustaría que YouTube transmitiera contenido adecuado para la edad de sus hijos? ¿y si pudiera ponerle una clave y determinar el tiempo que lo pueden usar? ¿lo tendría? El encuestado le dijo SI.
Obviamente esa no es la historia, o quizás sí. La verdad es que nadie sabe a quién se le ocurrió, pero era bastante obvio que tenía que existir. Más que mal, ayuda a los padres y desde que nacen, la empresa logra un compromiso/engagement único. Bravo YouTube.